Isla de Lombok: Kuta (no la de Bali)

Despues de Ubud viene la último de lo que sería mi viaje. La última isla, la última parada y los últimos recuerdos.
Decidí que despues de 5 meses de viaje sin playa (los 3 meses en australia si tuve) quería tener algún lugar para nadar y relajarme.
Lombok, así se llama esta Isla. Acá es donde probablemente pasé los mejores momentos en todo el viaje en Indonesia.
Obviamente despues de terminar el ferry de 4 horas desde Bali, al llegar a puerto se nos acercan miles de tipos haciendo de tacistas o mini buses pa llevarte pa donde quieras. Me sorprendió lo pesados de estos tipos, no digo violentos, pero pesados, bastante.
Bueno, luego de harto negociar logré subirme a un mini bus que me llevaría a Kuta-Lombok. Hago mención que es "Kuta-Lombok" por que en Bali también hay un lugar llamada Kuta, pero es diametralmente distinto a este.
EL de Bali es mucho mas fiestero y alejado de lo que es la verdadera Indonesia. Haganse la idea que es como Ubud, pero con fiestas y en vez de tener tiendas "Boutiques" las tiene en formato "MEGA tienda". No es algo que andaba buscando en verdad.

En cambio Kuta-Lombok era todo lo contrario. Fiestas no encontrarías, si muchos surfistas, pero los como ellos se denominan "Soul surfer´s" Tipos que no les interesa ser el mas "cool" del lugar y tener las mejores mujeres, solo buscan buenas olas y por eso les da lo mismo irse a los lugares mas reconditos que se pueda. Obviamente, poseros hay muchos, sin lugar a dudas, pero si encontamos miles por metros cuadrado como sería en Kuta-Bali acá casi no se encuentran.
Al llegar y luego de dar varias vueltas en la parte de atrás de una moto con un local que me quería poner en los hostales que a él le pagaban llegué a uno que me convenció (obviamente no era la opción del gallo de la moto y se enojó y me dejó botado ahí)

Al llegar, de forma inmediata conocí a Andrea (es un nombre de hombre en Italia, no se confundan) de Italia y su polola Clara de España.
Nos hicimos muy amigos, son de una simpatía increible y buena onda sin límites. Decidimos al día siguiente partir con motos arrendadas a recorrer playas cercanas. Ellos ya llevaban como 2 días haciendo eso y me dijeron que eran notables los lugares que podiamos encontrar.
Al día siguiente, desayuno rápido y a montar la moto.
Despues de como 40 minutos llegamos a una playa que en mi opinión era fabulosa (estamos hablando que eran mis primeras playas en 5 meses!!!!) Como suelen ser en los folletos: bahía cerrada, mucho verde, relativamente poca gente y aguas turquesas. El único problema (que en realidad no es problema sino capricho mio) no tiene olas. No soy surfista como pa irme a meter a las que están a 1 km adentro, pero si me encanta nadar entre las olas, tirarme en ellas y pasarlas por abajo.
Buenas conversaciones, jugar cartas, nadar, reirnos y sin darnos cuenta ya se nos hiso tarde, entonces de vuelta.
En la noche fuimos a un puestito en la playa en donde servían la comida mas barata del lugar a comer y conocimos a Lobo y Xenia de España también, super buena onda los dos y que luego nos seguiriamos viendo. De ahí a ver el partido de Italia con Serbia en el cual, pa mal de Andrea, perdieron.
Al día siguiente de nuevo tomamos la moto. Pero este fue un día de literalmente "off road". Con dos simples scooters nos sentiamos unos Carlo de Gavardo o Chaleco Lopez cualquiera!!
Tratamos de buscar una playa que nos habían dateado y que al parecer era increible, pero al mismo tiempo nadie la conocía, mmmmmm, raro, bueno, teniamos una moto y la isla no es grande, cuan dificil puede ser eso nos deciamos.
Uffffff nos metimos por lugares insólitos para encontrarla.

En un momento empesamos a bajar un cerro en un camino de tierra con hartas piedras y hoyos. En un momento el camino se termina y llegamos a una casa (todo esto en bajada aún} vimos que había un camino para caminar por el costado y Andrea decide que sigamos por ahí. Me dije que si ya habiamos llegado ahí el resto no podía ser peor (ERROR!!!!) era peor!!! terminamos andando entre los bordes de las paredes de los arrozales, metiendonos por lugares insolitos que ya caminando era dificil andar, imaginense en una scooter!!! delirante en verdad.
Llegamos a una playa que se bien era bonita, no era la que buscamos, duramos 10 minutos y nos fuimos a buscar la otra.
Luego de como 1 hora y media mas de viaje y de preguntar miles de veces a los locales la pudimos encontrar.
Cuando la vi desde arriba del cerro no lo podía creer, ha de ser la playa mas maravillosa en que he estado en mi vida. era algo sin igual.
Eran kilometros de arena blanca sin un alma que se pudiera ver. Aguas que ya no eran color turquesas sino que blanca ya que a pesar de la profundidad, la arena al ser tan blanca lo hacía todo completamente transparente. Para mejor, como a 100 metros de la playa una isla de arena!!!!
Llegamos a la orilla y había un pueblo. En aquel probablemente no habían visto un turista en años, fuimos a la playa y estaba todo el pueblo, mamás, papás, hijos, nietos y perros mirandonos desde la altura, eramos el show del día sin lugar a dudas.
Decidimo ir a la isla de arena caminando luego de ver que todo no eran tan profundo. Tomamos nuestras cosas y a caminar.
En el camino veiamos como esta todo lleno de estrellas de mar, por todos lados, de todos los colores y tamaños.

Al llegar tuve un encuentro cercano con una serpiente marina, a la cual Andrea en un arranque a los Steve Irwin la tomó de la cola.
Estuvimos largo rato ahí nadando sacando estrellas de mar y luego de vuelta. Vuelta en la cual también nos perdimos, pero si no hubiera sido por eso no habriamos visot unos tremendos paisajes con campos de arroz y pueblos muy coloridos.
Al volver Chile jugaba con Suiza para el mundial. Había un lugar con pantalla gigante y partimos todos para allá, incluidos Xenia y Lobo.
El lugar lo conformaba como 20 locales, 5 suizos, 3 Españoles 1 italiano y yo.
Era tanto como gritaba por chile, que los locales, que obviamente iban por Suiza ya que nunca habían escuchado de Chile, se pasaron al bando de Chile pa celebrar conmigo y mandar a los Suizos fomes que habían a patear la perra de la derrota a otro lado.